LA MUNICIPALIDAD DE QUILMES DISIMULA PAUTAS PUBLICITARIAS CON NOMBRAMIENTOS

Ser periodista es un oficio. Desde 1985 hay universidades que convirtieron este laburo en una licenciatura, y vaya que es loable. Pero ni todos los licenciados son periodistas ni quienes no estudiaron –pero se formaron en redacciones y/o mesas de producción- dejan de serlo.

Eso si: Para enseñar este oficio hay que saber, y sobre todo ejercerlo.

En los medios locales la tarea es más difícil. Los periodistas nos hemos convertido en pequeños empresarios. Nos anotamos en la AFIP y en ARBA, tenemos que pagar todos los meses –desde hace un año por débito automático- y facturar con “la electrónica” con lo cual; si nos sobrepasamos; nos recategorizan y debemos pagar más.

Quienes editan medios de papel, deben renovar todos los años la Propiedad Intelectual. Quienes tienen páginas web, anualmente abonar el derecho de dominio en NIK Argentina y los espacios de radio en su inmensa mayoría son contratados y abonados por sus conductores. Para eso  conseguir publicidad y de esa forma cumplir el compromiso monetario.

Todo este esfuerzo cuesta mucho dinero para cualquiera que pretende desarrollar este oficio.

Por eso duele que la Municipalidad de Quilmes utilice atajos para otorgar el equivalente de una pauta publicitaria a quienes ni siquiera cumplen con el mínimo requisito de pagar el Monotributo.

La misma Municipalidad que todos los años, nos exige los pagos, la constancia de inscripción, el libre deuda de las tasas municipales;  entre otros innumerables papeles con los cuales mantenemos nuestra condición de “Proveedores”.

El 9 de abril de este año el intendente Martiniano Molina y la secretaria de Gobierno, María Angel Sotolano; firmaron en Decreto N° 782 designando a un ex conductor radial -que en la actualidad no trabaja ni posee ningún medio de comunicación-  como “Profesor” en un curso de periodismo en los Talleres Barriales.

Se trata de una persona que tiene suspendido el CUIT hace más de 10 años y por ende, no puede facturar publicidad, ni a organismos públicos ni a empresas privadas. Ante esta imposibilidad, el Municipio le otorga un contrato laboral equivalente al dinero que cobra por publicidad una página web, debidamente registrada y con sus impuestos al día.

Pero incluso el Decreto incurre en irregularidades que rozan el delito. Se menciona el cargo de “Profesor” sobre alguien que no tiene título habilitante. ¿Desde cuando la Municipalidad usurpa facultades de las Universidades o los Institutos de Formación Profesional?.

Llamativamente el beneficiario difunde que su tarea de “profesor” se realiza una vez por semana durante 2 horas cada clase. 2 x 4 es 8, y no 30. ¿Dónde están las otras 22 horas de trabajo si el Decreto señala 30?.

Los Talleres Barriales han sido en éste y en otros gobiernos; una herramienta muy útil para ayudar a muchos vecinos a hacerse de un oficio y desarrollar talentos artísticos. Gracias a ellos hay gente que comercializa productos y se gana la vida;  aprendió a tocar  la guitarra, bailar tango o salsa o mejoró su cuerpo y su salud en clases de gimnasia.

Todo gracias a profesores capacitados para cada una de esas disciplinas.

¿No se engaña a los vecinos cuando –al frente de una clase- se coloca a alguien que no puede demostrar la más  mínima capacitación para enseñar?. ¿Alcanza con tener una página de Facebook para llamarse “periodista”?

Seguramente es   discutible la necesidad o no de contar con un Taller de Periodismo: Pero en todo caso ¿No hubiese sido mejor llamar a un concurso para designar a quien debe estar al frente de ese taller?.

Por lo pronto resulta inmoral e ilegal disimular con un nombramiento una pauta publicitaria;  que además, esta altamente condicionada. ¿O un empleado de la comuna sin estabilidad se siente libre para publicar –inclusive a través de Facebook- las críticas de los vecinos o la opinión de los opositores?